Learning by doing
Es apasionante emprender y aprender del camino. Quizás algunos le llamen arriesgar. Poner a prueba todo lo que haces y a ti mismo. Es un error no gastar energía. Cuando escalas, cuando subes a una cima, cuando emprendes una o varias empresas, cuando corres sólo por las montañas, cuando inventas, cuando diseñas, cuando decides ser padre, cuando compartes, cuando proyectas tu línea del tiempo… Siempre emprendes pero ¿qué te mueve seguir adelante? Quizás ésta pregunta no tiene una sola respuesta pero si haces lo que realmente crees ya tienes una respuesta de peso. Sé tú mismo.
Este proyecto es un camino para alcanzar la meta. Cada día es un proyecto lleno de metas y logros. Cada proyecto da coherencia a la vida y sus diversas facetas, marcan un determinado estilo en cómo te relacionas, en cómo eres y en el modo de ver la vida. Pero hay que recalcar que la meta es lo que menos importa. Segurísimo.
Así que éste es mi proyecto, la dirección que marca la vida, a partir del conjunto de valores que vas impregnando vivencialmente, la cual compromete en las múltiples situaciones y decisiones de tu existencia. Cada segundo tomamos decisiones que nos forman y condicionan nuestra trayectoria. Y lo tengo en cuenta en cada decisión.
Tener un proyecto de vida es fundamental. Un proyecto es simbolo de esperanza. De lo contrario se vive sin sentido. Tener proyectos de vida te hace más feliz, y compartirlos es la plenitud y casi todos los míos han estado compartidos. ¿Y tú, tienes proyectos de vida? Si no arriesgas, sabes que lo estás poniendo todo en riesgo.
Aprender es el acto más gratificante de vivir. Y aprendiendo uno crece. Cada experiencia, buena o mala tiene un lado de aprendizaje. Independientemente de si es reconocido con un título o con una bofetada, aprender te hace libre, te hace tener la suficiente valentía, cuestionarte, plantearte y actuar a conciencia en base a lo que eres. Cada reto, tiene un principio y nunca un final, pero mucho más allá, aprendes aprendiendo.